Sergio Rodríguez Saavedra (Santiago, 1963).Profesor de Estado por la Universidad de la Serena y Diplomado en Literatura Latinoamericana Contemporánea. Fue subdirector revista de literatura chilena Rayentrú, editor de reseñas del periódico cultural Carajo y colaborador permanente de Revista Pluma y Pincel. Actualmente dirige el proyecto editorial Santiago Inédito.
Su trabajo poético ha sido reconocido en diversos certámenes entre los que figuran la Beca de Creación que otorga el Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1999 y 2004), Festival de todas las Artes Víctor Jara (1998 y 2002), concurso nacional Eusebio Lillo (2005), Juegos Florales de Vicuña (2005), concurso nacional Stella Corvalán (2006), y Premio Nacional Eduardo Anguita (2008) entre otros. Ha publicado Suscrito en la niebla (1995); Ciudad Poniente (2000 - 2002); Memorial del Confín de la Tierra (2003); Tractatus y Mariposa (2006); y Militancia Personal (2008).
Su obra se encuentra en gran cantidad de revistas del país, movimiento que animó durante los años 90, y muestras de poesía chilena como la Antología del Valle de Elqui (Volantines, Arturo, La Serena, 2003); Antología de los Juegos y el Deporte (Pérez, Floridor. Santiago, 2004); Antología de Poesía Chilena: Periodo 80-2000 (Varios autores. Santiago, 2005); Cinco poetas chilenos contemporáneos (Grando, Cristian. Sao Paulo, 2006); Arte de vivir, acercamientos críticos a la poesía de Pedro Lastra (Nagy-Zekmi, Silvia y Correa-Díaz, Luis. Santiago, 2006); The new chilean poetry and its nonagenarian antipoet (Oliphant, Dave. Austin, 2007); Fértil Provincia (Lácamara, Reynaldo y Morales, Andrés. La Habana, 2008) y Fin de siglo: nueva poesía de los 80 (Gutiérrez, Julián. Santiago, 2009) entre otras.
A Martín Vargas
LE GRITABAN BORRACHO, MUJERIEGO
UN BUENO PARA NADA
Ahora que sabes como muerde la galucha herida
y el “Pega martín pega” se ha transformado
en la búsqueda de una pega mal asalariada.
Ahora que duelen tus nudillos cuando llovizna
y ese automóvil flamante
es un hueso quebrado en la memoria:
recuerdos que tiran la toalla
y caen derrotados en este rincón.
Ahora, mientras los perfectos pómulos de una Miss
han ocupado el lugar de tus cicatrices en la pantalla
descubres que esos colores de la Virgen de Lourdes
no pueden, ni podrán, rayar las pintas de ningún tigre.
Sí, ahora tienes razón: la vida es un puñetazo.
A VECES, ÍTACA
Seré la tumba de mi padre algún día.
Navegaré esos pasillos de la casa natal
gritando entre su niebla
un nombre que nadie escucha.
Odiseo convocará estos ausentes
al viaje de la lluvia.
Pero la vida
no puede navegar sin tus remeros
- me dicen.
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