4/02/2011

SEGUNDO


Dejame atravesar tus blancos campos
vacilar por la ancha carretera
de unas curvas serpenteantes

Dejame correr ( y recorrer)
por la inmensidad
de los campos de maiz
y de unos brazos
que se extienden
mas alla de una linea recta
dibujada en una hoja en blanco

Dejadme ahogarme
entre medio del sudor caliente
de dos amantes extenuados
o de un musico de jazz
tocando un solo magistral

Dejadme mirar
por el rabillo de la puerta
como el artista
muere solo
en una habitacion
de un hotel barato
con la radio encendida
y el alma apagada
mientras
mil fumadores expertos
observan tras paredes sordas
y el sol revive nuevamente
de su constante muerte.