subí al carrusel a la hora de la siesta
tuve miedo al voltear
y agarré de las crines a mi corcel
que me sostenía erguido
más fiel que rocinante
vi a mis amigos de infancia
a mi hermano
galopando tendidos
todo pasaba una y otra vez
demasiado rápido para ser cierto
por unos años el carrusel fue gentil
y giró como si quisiera arrullar a alguien
otros era vertiginoso rabioso y febril
y azuzaba a los caballos a encabritarse
tirando lejos a los desprevenidos
muchos años el carrusel se detuvo
enmoheciendo sus ejes
encaneciéndo las crines
dejándo las herraduras de traer buena suerte
otros andaba
otros no lo hacía
y así ha sido por los siglos de los siglos
luego los caballos envejecieron
y caminan despacito
resignados a ir a ningún lado
silban a baja voz canciones libertarias
que algún niño escucha
pero no.logra comprender
unos no andaban
otros lo hacían
como hoy a la hora de la siesta
que vuelvo a subir
para buscar la cinta de mi trenza
que dejé enrollada
en el cuello del caballito azul
del carrusel
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