Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Como podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Que agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
Nietzsche
1 comentario:
Al final,no somos mas que polvo en la tierra,polvo en las estrellas..todo lo que anheles poseer,lo que codicies,lo que pierdas,lo qaue sientas...sera envano a la hora de unirnos con el cosmos infinito....
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