A las 7.39, cuatro explosiones más destrozan otro tren a 500 metros de Atocha. En apenas tres minutos, 10 bombas reescriben la Historia. Cinco años desmpues la suma de 191 muertos y más de 1.500 heridos hacen imposible olvidarlo.
Ayer aún sin quererlo
Ayer, aún sin quererlo
me salvaste la vida.
Tú no sabías que iba a ser así
Yo, tampoco.
Pero te tocó a ti
estar en el lugar no apropiado,
en el momento no apropiado
y me salvaste la misma.
De haberlo sabido
quizás tú tampoco
hubieses estado allí.
Ojala nadie
hubiese estado allí.
pero tuvisteis que estar allí
tú y todos los que como tú
habéis perdido la vida,
estáis luchando porque no se os vaya,
o estáis dando gracias a dios
porque sabéis quienes sois
aunque os duela el alma
además del cuerpo.
Quiero daros las gracias
a vosotros y a vuestros seres queridos
que ahora lloran vuestra ausencia,
vuestra agonía, vuestra lucha por vivir,
o el poder teneros a su lado
aunque tengáis herido el cuerpo y el alma.
Tengo que daros a todos las gracias
porque el lugar y el momento
pudieron ser los míos y fueron los vuestros
porque pudieron ser el lugar
de mis amigos, mi familia
y fueron la de los vuestros.
siempre damos gracias a dios
creamos o no, cuando estas desgracias
nos pasan de largo.
pero yo, hoy, quiero daros las gracias
a todos vosotros,
mis desconocidos salvadores.
Rosalía Orenes Bernabeu
No se olvida
Yo también quiero poder escribir los versos más tristes esta noche, pero hoy los versos caen afilados en el alma. Aun escuecen las heridas a pesar del tiempo, que según dicen, todo lo cura. Anoto esto en silencio, mucho silencio, hoy no puede ser de otra manera. No haré nada durante este día más que callar. Cualquier otro sería idóneo para escribir versos tristes menos hoy. Hoy no. No. Y siguen doliendo los aniversarios. Ni siquiera es jueves, sino sábado. Porque debieron haber eliminado el día de hoy de todos los calendarios, y que el 11 de marzo fuese solo un producto de nuestra memoria.
Por la urbe transita la desilusión, pasos sin rumbo, miradas perdidas, ilusiones rotas. El gris del cemento se funde con el plomo del cielo y el frío de la tarde con el de la muerte. Mil imágenes repetidas golpean mi coherencia. Las certezas caen, ruedan por las baldosas rotas, el gigantesco pie de la realidad las pisa, las hace añicos.
Camino sin rumbo cierto, deslizo mi última mirada al horizonte pero ya no existe. No hay nadie, todos se fueron, sólo queda el aire enrarecido de una ciudad que ya no existe; capital fantasma, país en pena, miles de recuerdos. Y yo, la de entonces, no soy la misma.
Sara Nune-----------------------------
Relato y Poema Asociacion 11-M
+ Info Atentados del 11 de marzo de 2004
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