Fuego abrasador, mortal llamaAl estar aquí, afuera, en el patio de mi casa... sentada bajo el sauce llorón, en compañía de mi mejor amigo, mi perro... iluminada por la tenue luz de la luna que me brinda una de sus formas más hermosas, su llenura total; siento una gran nostalgia... recordando con dolor y tristeza un hecho que marcó mi vida para siempre....
- Hija... necesito que vayas al supermercado a traer los ingredientes para el postre.
- Ok mamá... ¿ cuales son? - pregunté
- Toma la lista... no los recordarás si no la llevas - dijo ella tan dominante como siempre.
Caminado por las podridas calles de una ciudad que ha dejado de lado los valores primordiales de la vida y se ha encaminado en busca de lo imposible, claro... imposible por la simple y sencilla razón de la corrupción reinante; ¿ que sería lo imposible? en simples palabras... el progreso.
Tratando de no pisar la basura que se encuentra tirada en plena vía peatonal, por la sencilla razón de que los recolectores no se acordaron de pasar y recoger la basura, llegando así al hecho de que hay perros hambrientos y sarnosos devorándose cualquier resto de comida que hay en esas asquerosas bolsas de basura.
¿ De que sirve comenzar a contemplar a los perros callejeros cuando hay cosas más importantes en qué pensar? Sencillo... para distraerse en el largo camino al supermercado y tener algo más que criticar... pensando y tratando de descifrar el porqué hay tanta pobreza en el país y en toda Latinoamérica, llegando siempre a la misma conclusión...
- Hey... ¿acaso estás sorda? - preguntó alguien.
- AYYYYYYY - grité asustada.
- Jajaja, no creía que fueras tan miedosa Lucía - reía Tomás.
- Oye... casi me da un paro... no me vuelvas a asustar así - dije respirando agitada.
- ¿ A donde vas? - me preguntó él.
- Al supermercado, debo comprar esto - dije mostrándole la lista.
- Es mucho... te ayudo, claro... si me lo permites... - dijo él sonriendo.
- Eres un amor - dije feliz.
Ahora íbamos dos... caminando por la vereda... era domingo, un lindo y soleado día, una tentación para lanzarse en la piscina y no salir más de allí.
Al llegar al supermercado, contemplé que había muchísima gente, comprando y comprando... algunos.. cosas necesarias y útiles, y otros cosas totalmente innecesarias, claro...para ellos era primordial porque lo habían visto en la TV y como siempre la publicidad se adueña de la mente humana, haciéndola gastar dinero en cosas tontas, esta no era la excepción.
Miré mi lista.... y arrastré a Tomás hasta el fondo del lugar, porque allí se encontraba uno de los ingredientes que mamá necesitaba para su deliciosa torta...
Vaya... el lugar si que era enorme... menos mal que Tomás empujaba el carrito...
De pronto... sentí una extraña sensación, como si algo malo fuera a suceder... no se porqué tomé a mi amigo de la mano y lo arrastré hacia la salida...
- Hey... ¿ que haces? - preguntó él.
Repentinamente, sentí un ardor en la piel y escuché gritos y me costaba respirar... miré hacia atrás y vi algo atroz y que me dejó sin aliento... fuego....
Imagínense un lugar lleno de gente y todos corriendo en la misma dirección... ( un desastre) eso era lo que pasaba, el supermercado se incendiaba y no era un fuego cualquiera...
Empujada por el instinto corrí hacia la salida... era la única oportunidad de salir viva de allí.
Vi como mucha gente a mi alrededor comenzaba a caer... quemada...
- Vamos a salir por la salida del estacionamiento... estamos cerca - gritaba Tomás tras mío.
Y allí fuimos... estaba cerrada... maldita sea... la puerta estaba cerrada... entre muchos empujábamos para lograr salir de allí pero el fuego nos seguía... no lo logramos.
- Tomás.... ¿ donde estás? - gritaba yo cegada por el fuego.
- Lucía - escuché una voz.
Allí estaba, frente mío, me miró a los ojos y me abrazó... el fuego nos rodeaba... como a todos... los productos químicos explotaban a cada dos por tres... y...
- Mami, ¿ donde estás? - gritaba una niña.
Tomás la tomó en brazos y se dirigió conmigo a toda velocidad posible hacia la entrada principal.....
De pronto caí al suelo... y contemplé algo realmente horrible.... gente quemada... totalmente calcinada, su piel estaba negra... quemada... destrozada..
No pude resistirlo... y me miré a mi, estaba casi igual... mi piel se estaba asando.
- Tomás........... - solo grité
Sentí que el aire se me hacía cada vez mas pesado... no era un humo común... era un humo mortífero... una mezcla de todos los productos químicos que habían explotado....
Sentí que estaba en el infierno... niños gritando y llorando... escuchaba voces de todo tipo... llantos...
- ¿ Donde está mi hijo?
- Me quemooo
- Padre nuestro que estás en los cielos....
- Auxilio.... - ese era mi grito.
Sentí una mano que me levantaba el brazo... la piel se me desgarraba, y yo gritaba por el dolor...
- Lucía.... vamos tenemos que llegar a la puerta... - dijo una voz familiar, cuyo dueño me rociaba algo líquido y me llevaba casi a rastras...
- Tomás.... ¿ eres tu? no me dejes más sola... - lloraba yo.
- Te amo Lucía - dijo él
- Yo también te amo Tomás - dije yo mientras trataba de caminar en aquel infierno....
Infierno... fuego abrasador... llama mortal, te llevaste tantas almas.... inocentes como culpables...
Por fin llegamos a la puerta y vimos un montón de gente toda amontonada.
- ¿ Porqué no salen? - grité.
- Abran las puertas.... por favor.... nos quemamos... - imploraban las personas.
Llamas asesinas.... cruel herida... olor a muerte...
La gente se encimaba en la puertas... sentí como muchos cuerpos caían sobre mí...
¿ Donde estaban los bomberos?
Ellos estaban afuera... tratando de romper las gruesas puertas de vidrio... y no eran solo ellos los que ayudaban...sino todos aquellas personas olvidadas, marginadas por la sociedad... la gente que vivía en las calles.
- Tomás... ¿ donde estás? - pregunté yo al sentir que ya no me tomaba de la mano.
Nadie respondió... sentí que un vidrio caía sobre mí....
Las personas que todavía no estaban totalmente calcinadas... trataron de salir de allí, ayudadas por los bomberos... y otras valientes personas que se aventuraron a ingresar en aquel infierno...
Yo no podía salir... el dolor me consumía... de pronto vi como un bombero sacaba a un bebé... Dios mío, un bebé en este infierno..
Aunque intentaba salir, las personas me pisaban y me aplastaban... claro.... cada quien luchaba por su vida....
Estaba debajo de todos... de vivos tanto de muertos.... sintiendo como el fuego carcomía mi ser...
Y allí hice algo que antes nunca había hecho... comencé a orar... pronunciando solo unas palabras de auxilio y socorro.
- Dios... ayúdame... déjame vivir....
Sentí que alguien me arrastraba hacia fuera.... y me llevaba a una camioneta de la policía...
- Esta totalmente quemada...hay que llevarla con urgencia al hospital más cercano.
¿ Porqué? una pequeña frase con tanto significado....
Debajo de la luna llena, contemplando el cielo... recuerdo aquellas imágenes... niños quemados... mujeres embarazadas cuyo bebé estaba a la vista... quemado.
Gente que salía mutilada.... unos sin brazos o sin piernas, otros cuyos genitales ya habían desparecido o... estaban por desaparecer....
Personas que murieron sin saber lo que ocurría, porque murieron en la posición en que estaban haciendo sus cosas, empujando de un carrito, levantando una cuchara para tragar la comida que ella contenía... otros... abrazados, amigos que ya no se volvieron a ver... como Tomás....
El tiempo pasó, y el cuerpo de Tomás no fue encontrado.... se presume que debe estar hecho cenizas como tantos otros....
Yo vivo, pero estoy marcada de por vida.... llena de injertos de piel... he perdido la sensibilidad en muchas partes de mi cuerpo.... y sigo teniendo pesadillas de todo ese infierno.
El incendio nunca se hubiera llevado tantas vidas si es que las puertas no hubieran estado cerradas... irónico ¿no? pero real... las puertas se cerraron solo para evitar que las personas se robaran cosas... pero... ¿ quien querría robar algo si la vida propia estaba de por medio? El fuego se encargó de robarle la vida a muchos, como se la robó a Tomás.
Pero yo sigo viva, y doy gracias a Dios por estarlo y lucharé por seguir viviendo.
- Lucía... ven adentro, ya es hora de que vayas a acostarte - dijo mamá.
Lucía entró a su casa, mientras que en el cielo una estrella emitía con más intensidad que las otras... su luz.
\Feliz Navidad y Gravidad\
por Queen Lee
via El rincon del fan
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