Soy mujer chilena, dulce, hermosa y sensual relativamente sana, de edad determinada según mi estado de ánimo y apariencia física. Mientras más guapa luzca más años puedo confesar, de hecho en días de espléndido aspecto y en un arranque de sinceridad extrema he llegado a revelar mi edad real.
A mi estado civil no me voy a referir, debido a que aun no estoy preparada para hacerlo, fidedigno sería en mi relato consignarlo como: estado emocional incierto y de esa forma evadir elegantemente la responsabilidad de explicar algo. Confieso además ser heterosexual por definición y no se contradice con que me sienta hermana de las lesbianas en todo aspecto, menos en la cama, en es lugar no transo la compañía de los imperfectos, variables y emocionalmente poco solventes hombres.
Debo decir que soy mujer de gustos sencillos, muy fácil de complacer -por cierto-, nada extravagante, como algunas personas se esfuerzan en afirmar, en el fondo es cosa de tener un poquitito de buena disposición, total una lechuza calva se puede exportar, además, que los armiños son perjudiciales para las cosechas, así que en vez de criticarme tanto deberían agradecer mi espíritu cooperativo y sobre todo conservacionista. Debo agregar que muchas veces me siento incomprendida.
Creo mantener una visión absolutamente positiva ante la vida, además de repartir buenas vibras por donde voy, todos esos hechos desafortunados que le han ocurrido a quienes me rodean son una mera casualidad. No entiendo como pueden culparme de la nevazón del mes de enero, cuando fui a Valparaíso, o de aquel atropello masivo que sufrieron todos los ocupantes del bus en que yo viajaba, en fin, realmente a veces la gente es muy mal intencionada.
Más allá de cualquier definición que pudiera hacer sobre mí misma, lo primordial es que soy un ser bastante humano y desde esa plataforma he tratado de cumplir mis sueños, aunque a veces para lograrlo, haya tenido que cargarlos a pulso, en ocasiones he debido recoger mis propios pedazos y volver a reconstruirme, remendando a besos lo que el dolor destruyó a punta de mentiras y traiciones: la vida ha traído para mi una variedad infinita de posibilidades que se abren como la cola de un pavo real, llena de colores exuberantes que esconden otros muy oscuros y si bien muchas de ellas no me han sido favorables, las que si lo fueron se han encargado de seducir a mi descontento, muchas veces la ficción es incapaz de reflejar al dolor en su real dimensión, pero sin lugar a dudas la ficción nunca será capaz de dimensionar el valor de todas las maravillas que implica vivir la vida a concho... Soy mujer chilena, dulce y hermosa...
1 comentario:
Hola Emilia, Alan, al niño que no conozco... me gustó mucho autoretrato, oye Emilia dónde te dejo mi blog para que lo agregues a tus contactos o lo que sea
http://micatedralhumana.blogspot.com
eso po, un beso, chau.
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