I
Herida la noche de sutil humedad
Amamanta a las hojas con rocío
Endulzando gargantas de ruiseñores insomnes
Cómplices de la fuga de las estrellas
Nubes y sueños nublan el cielo
De la ciudad que duerme
Con un ojo cerrado y otro abierto
cientos de almas antidiluvianas
circulan en infinita procesión
patrullando los pasillos
atisbando desde el closet
de cualquier casa
de tu casa
o de la mía
nublando el respiro del tiempo
que las mira confundido
II
la madrugada luce cicatrices rojizas
anaranjadas
blanquecinas
que salpican las nubes
la noche se envolvió sobre si misma
y se escondió del sol
dentro de los ojos de un cuervo
III
la mañana despierta de improviso
con la alarma del reloj
los ojos se abren de par en par
y el espejo se sorprende de verme
otro día de una noche demasiado corta
incluso para un sueño
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