Aunque si me preguntan no soy demasiado fanática de Neruda, el haber visitado su casa de isla negra, me dejó un poquito más cerca de su poesía.
El sábado pasado fuimos el equipo la changa en pleno dentro de un grupo de compañeros de taller.
Sin duda en la casa y su entorno Neruda goza de muy buena salud al igual que en los corazones y la memoria colectiva de sus cientos de fans en todo el mundo.
Es imposible no respirar la magia que se dibuja en los colores de las piedras, musicalizada por el ruido del mar; la casa en sí, a mi modo de ver, es uno de los poemas más hermosos que Neruda no regaló.
Las fotos que aparecen traen a Neruda de vuelta a casa, la otra foto quiere mostrar al equipo dijolachanga en ese afán lúdico que lo caracteriza.
Neruda vive¡
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