Sofocado
en el caldero del mundo
enromes arboles
se abren camino
en el misterio
Calor
Humedad
Sudor
avanza el deseo
sin posibilidad de regreso
Perdido en una maraña
de colores y aromas
sentidos cruzados
por rafagas de aire
o una flecha incendiaria
que divide el tiempo
Mientras tanto
dedos tocan pieles electricas
de 100 watts de potencia
o una furiosa tribu de suahilis
atacando al enemigo
De pronto
un olor a carne quemada
me despierta en el hospital
recordando
las quemaduras de tercer grado
de mi viaje al infierno.
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