9/12/2007

¡ MUCHA SUERTE AMIGO ROMAN!
SE TE EXTRAÑA

El invierno no terminaba nunca dentro del capullo, ni las flores ni los pájaros querrían traer la primavera.
Cada día era más difícil moverse dentro de la envoltura, si bien su casa la protegía de la lluvia y un poco del frío era muy incómodo tener que vivir colgando.
Todas las orugas soñaban con ser coloridas y hermosas mariposas, pasear tomando néctar de flor en flor, amar al Sol y en el peor de los casos, vivir eternamente ensartadas en costosos insectarios.
Entre los recuerdos que llevaba, gracias a su carga genética, Marla no tenía ninguno de esos deseos: no le interesaba el famoso sol, ni las vanidosas flores, además la sola idea de ser atrapada y pinchada era francamente aterradora para ella.

Por fin la primavera llegó. Marla ensayaba el movimiento de sus alas, cuando las paredes de su casa comenzaron a romperse. Lentamente el cuerpo se deslizó hacia abajo. Pero, algo estaba mal, al momento de salir de su capullo Marla no vio al sol; era una noche clara y tibia, movió sus alas para secarlas y poder volar, una sutil brisa hizo el trabajo.
Algo andaba mal, los colores de la recién nacida no eran vivos, al contrario sus alas eran una exposición de hermosos colores tierra; algo andaba demasiado mal, ya que, Marla resultaba ser una polilla y no una mariposa.

Sus enormes ojos fueron atraídos inmediatamente por la brillante luz de la Luna. Ahora ella sería su maestra.
Después de todo las cosas no estaban tan mal, era muy conveniente cambiar la frescura de la noche por el molesto calor del día, sin duda nada andaba mal, era muy agradable para Marla pasar desapercibida en la penumbra y mantener su anonimato, el hecho de no ser mariposa, le daba la oportunidad de disfrutar de la noche sin necesidad de estar posando siempre como deben hacerlo las mujeres hermosas y las mariposas. Era genial ser sólo una maravillo común y solitaria polilla.

De pronto y sin aviso, el Sol vino a reclamar su pertenencia, en un punto del día y en otro de la noche, la luna y el sol tienen la opción de arreglar cuentas pendientes,
- tienes algo que me pertenece-, dijo
,-¿algo?,- preguntó indignada la Luna-, anoche tuve la fortuna de ver nacer a una hermosa criatura,
-da lo mismo- dijo el astro rey, el punto es que ella es una criatura de la luz y he venido a llevármela-.
No es broma que el reino de a luz y el de la oscuridad tengan conflicto, costó siglos de siglos que ambos estuvieran relativamente en paz. Al principio del tiempo todo era un gran desorden y el universo necesitaba luz y oscuridad en su justa medida para construir la naturaleza, por lo que debió repartir labores y criaturas a cada reino.

Las personas no saben que el Sol está resentido con la Luna, porque a pesar de que luce contento y con mucho entusiasmo, siente que fue perjudicado en la repartición.
En el fondo el Sol es melancólico y distraído, odia los días de verano en los que debe exponerse tanto, prefiere el invierno o los comenzaos de la primavera, adora despertar flores o entibiar lagartijas.
La Luna trata de mantener bajo perfil porque sabe que el Sol tiene razón, sólo algunos días al mes no aguanta y se ríe a carcajadas, a ella le tocaron los grillos, los enamorados y los ruiseñores, los sueños de las criaturas que duermen y los sueños de las criaturas que sueñan.

La discusión pasó a mayores, por lo que debió intervenir el tribunal universal, el Sol argumentó que sin mariposas no había primavera y la Luna dijo,- mientras miraba tiernamente a Marla- que todo las cosas y las criaturas poseían un orden otorgado por el universo, por lo que nadie, ni siquiera el Sol, tenía derecho a cuestionarlo.
El tribunal se retiró a decidir y un par de días más tarde dio su veredicto.
Marla tuvo un mal presentimiento y comenzó la incertidumbre, ni los mimos de su madre luna lograron tranquilizarla.
El momento de conocer el veredicto por fin llegó, la reunión se realizó al atardecer, todos estaban allí; los de la luz y los de la oscuridad.
Los temores de Marla se hicieron realidad cuando el universo ordenó,- la polilla debe volver a nacer-.

El invierno no terminaba nunca, Marla había tratado de alentarse pensando en su nueva vida bajo el Sol, sabía que su madre Luna tenía razón al decir que era imposible ir en contra del orden del universo, aunque se tratara de su propia vida.
La hora llegó, Marla comenzó a estirarse dentro de su envoltorio, pero, algo andaba mal, no pudo extender sus alas, pues, no tenía.
En su lugar ocho tentáculos la llevaron a toda velocidad detrás de unas algas, definitivamente algo andaba muy, pero muy mal….

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